Vivimos en una sociedad donde tendemos a imitar a determinados modelos, los cuales, nos vienen impuestos a través de un potente medio de comunicación como es la televisión.
Tenemos que aprender a resolver los conflictos, bien sean familiares, laborales, con amigos, con personas de nuestro entorno más próximo, y para ello, es fundamental el compartir nuestros sentimientos y saber escuchar al otro; ello no implica darle o no la razón a la otra persona, sino que se cree un espacio para escucharnos y para comunicarnos, donde pueda darse un punto de encuentro, en el cual, nos podamos entender.
Todos necesitamos de los demás, ya que su compañía nos reconforta y nos nutre, pero muchas veces asalta sobre nosotros ese fantasma de mostrarnos tal y como somos, por miedo a que nos rechacen, y optamos por seguir patrones preestablecidos, y pautas de comportamiento que hacen que las relaciones con nuestros semejantes sean mecánicas y vacías de contenido. En las ciudades cada vez más grandes y repletas de personas, van creándose unas barreras físicas y sociales entre las personas, estamos pasando de ser una sociedad activa, en la que hablábamos, bromeábamos, jugábamos cantábamos, a una sociedad de meros espectadores. Debemos de aprender a tomar el protagonismo y la comunicación frente a los demás, sabiendo que esa competitividad creciente entre individuos y grupos, nos distancia, y que el saber compartir, trabajar en equipo es, no sólo más placentero, sino que además da mejores resultados.
Debemos saber ponernos en el lugar del otro, aprender a reconocer y expresar los valores que tienen aquellas personas con las que nos relacionamos, ayudar al otro, atrevernos a pedir como también a dar. Es cierto que relacionarnos entraña un riesgo, sin embargo, el no intentarlo nos producirá desasosiego y sufrimiento, debemos actuar con sinceridad y de corazón, en este gran escenario que es la propia vida.
José Manuel Reina Galán
RG Psicólogo